Por JUAN LÓPEZ
Al reflexionar sobre el nuevo año escolar 2025-2026 (iniciado el pasado 25 de agosto) y las 5 diferentes huelgas que ya han realizado los profesores en varios pueblos, afectando el normal funcionamiento y la docencia en 75 centros educativos preuniversitarios públicos, decidimos ofrecer una sana sugerencia a dirigentes y miembros de nuestra histórica Asociación Dominicana de Profesores (ADP), para lo cual nos fundamentamos en nuestros buenos deseos hacia la unidad y fortaleza de la ADP y en estos cuatro pilares:
1.- “Luchar con razón, con ventajas y sin sobrepasarse”. (Mao Tse-Tung), 2.- “La educación es un derecho fundamental”. (Art. 63 de nuestra Constitución). 3.- “Entre los ciudadanos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. (Benito Juárez).
También, 4.- En la sentencia No. 0105-2017-S., dictada por la Primera Sala de la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia de Barahona, el 21 de marzo de 2017, en la cual se acogió el recurso de amparo interpuesto por la Asociación de Padres, Madres y Amigos de la Escuela contra una huelga de la ADP.
El resumen de dicha sentencia fue: “Condenar el ilegal paro, ordenar el inmediato retorno a los profesores a cumplir con su deber, o de lo contrario esa filial de la ADP deberá pagar un astreinte de 50 mil pesos por cada día de paro de docencia en la provincia Barahona.”
El Magistrado Juez, para dictar esta sentencia, se basó en que esa filial de la ADP violó los artículos 56, 62, 63, 65 y 74 de nuestra Constitución así como el Art. 25.1 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, también en los Arts. 65 y siguientes de la Ley No. 137 y los Arts. del 401 al 417 de la Ley No. 16-92.”
Porque los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que buscan el pan de la enseñanza en los centros de estudios públicos provienen de la franja social formada por pobres, desempleados, trabajadores y clase media baja; sugerimos a dirigentes y nuestros colegas profesores miembros de la ADP que, antes de decretar e iniciar una huelga nacional, regional o sectorial sean capaces de valorar y contestarse estas bien intencionadas preguntas:
¿Cuántos millones de pesos se pierden por un día de huelga nacional, regional o sectorial? ¿Cómo impacta en los hábitos y enfoques de los estudiantes cuando se pierden horas-clases consecutivas por las huelgas? ¿Cómo impactan en el sosiego familiar las huelgas en los centros educativos? ¿Cómo afectan las huelgas la calidad de la educación en los centros de estudios públicos? Los profesores, ¿toman en cuenta a los otros actores de la comunidad educativa antes de iniciar una huelga?
¿Cómo influyen las huelgas en el porcentaje de la deserción escolar? ¿El único y principal método para obtener reivindicaciones es una huelga? ¿Valoran el uso del diálogo y la concertación como método para solucionar problemas y materializar acuerdos con las autoridades educativas? ¿Han evaluado la creciente y peligrosa tasa de rechazo y antipatía de la sociedad contra la ADP por las frecuentes huelgas y las suspensiones de docencia por cualquier nimiedad?
Se ha demostrado hasta la saciedad que una buena y pertinente educación juega un rol protagónico tanto para la realización y movilidad social de las personas y familias como de una determinada sociedad. El progreso, modernización, bienestar y justicia social que aspira y merece el pueblo dominicano requiere de mejorar cuantitativa y cualitativamente la educación de nuestros hijos, en cuyos nobles objetivos los maestros y sus organizaciones (ADP, por ejemplo) tienen una altísima cuota de responsabilidad.
En consecuencia, nuestra sana sugerencia a los dirigentes y colegas profesores miembros de la ADP que, sin renunciar a sus legítimas reivindicaciones, valoren con objetividad las respuestas al conjunto de preguntas que formulamos y también los cuatro pilares que sirvieron de introducción a esta reflexión sobre los negativos efectos de las huelgas de profesores contra nuestros estudiantes y familias que, por razones socioeconómicas, tienen que acudir a los centros de estudios públicos.
“Luchar con razón, con ventajas y sin sobrepasarnos” por nuestras reivindicaciones; pero, como maestros ¡seamos ejemplos utilizando con prioridad el diálogo y la concertación como método adecuado para resolver problemas y mejorar la calidad de nuestra educación a los fines de continuar avanzando con pasos firmes hacia el promisorio porvenir de nuestra querida R. Dominicana!