Por Luis Vergés
He sido invitado a varios medios de comunicación para orientar sobre la crisis emocional generada a partir de la tragedia del 7 de abril en la discoteca Jet Set, donde murieron más de 230 personas. Cada escenario visitado es un espacio de dolor donde muchos lo viven con rabia, otros culpando, algunos dejando de dormir o comiendo mal.
La experiencia humana de sentirnos afligidos o golpeados debido a quienes perdieron sus vidas de forma trágica y ya no volverán, se agravó por que nunca la alegría de una noche familiar y de festejos a ritmo de la música que mejor define a nuestra dominicanidad, había dado paso de forma tan abrupta a varios días de luto nacional.
Al caerse el techo que cobijaba con su estructura tan ameno y merecido momento, se abrió una enorme grieta por donde entró un dolor de esos que perduran por generaciones. Aun asi, seremos capaces de restaurarnos. Volveremos a ser productivos y funcionales, solo que de ahora y por siempre tendremos que decir, a pesar de la dureza del trauma.
Es probable que alguna vez nos volveremos a sentir alegres, pero nuestras alegrías tendrán el asterisco de la nostalgia de aquellos que merecieron que las manecillas del reloj avanzaran hasta dar la oportunidad a que Rubí Perez terminara su concierto, para volver a abrazar a sus hijos e hijas que les esperaban en casa junto a las mas de dos centenas de fallecidos.
Tendremos que, de ahora en adelante, a pesar de nuestra profunda tristeza, encontrar un nuevo hombre o una nueva mujer en cada uno de nosotros que nos permita comprender lo vulnerables que somos ante la muerte; reconocer el tiempo que invertimos de forma vana para convencernos que somos más fuertes de lo que somos; debemos descubrir la forma como impedimos que fluya hacia los demás el verdadero vínculo que nos une y los pilares que lo sostienen, qué no son otros que el respeto, la solidaridad y el amor.
El tiempo es ahora para crecer después del trauma, transformando los puños cerrados en manos abiertas para el abrazo y la entrega; las duras palabras en expresiones amables y la transformación de las debilidades percibidas en los demás en una gran oportunidad para aportarles y ayudarles a crecer.
El autor es Psicólogo