Por Elias Cornelio
El inicio del año escolar siempre debería ser una fiesta: las escuelas reabren sus puertas, los niños estrenan uniformes, se reencuentran con sus compañeros, y los libros esperan sobre los pupitres. Sin embargo, el año escolar 2025–2026 en la República Dominicana ha comenzado entre el entusiasmo tradicional y una dura realidad: graves fallas de planificación, déficit de infraestructura, ausencia de materiales esenciales y descoordinación institucional.
Hoy analizamos, con mirada crítica y sentido constructivo, los principales factores que han empañado el arranque de este nuevo año escolar.
Uno de los principales desafíos del sistema educativo dominicano es el déficit crónico de aulas escolares, especialmente en zonas urbanas con crecimiento demográfico acelerado, como Distrito Nacional, Santo Domingo Norte, Santo Domingo Este, Santiago Oeste, La Altagracia y San Cristóbal.
Según datos de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), para el año escolar 2025–2026 existe un déficit de 6,400 aulas adicionales para cubrir la demanda generada por el crecimiento de la población estudiantil y por la ralentización en el proceso de construcción de aulas que se ha tenido en los años anteriores.
El Ministerio de Educación (MINERD) ha recurrido a medidas de emergencia e improvisación para intentar paliar la situación:
- Alquiler de espacios privados no siempre adecuados (iglesias, locales comerciales, centros comunales).
- Implementación forzosa de la jornada extendida en espacios divididos por turnos, limitando el tiempo real de enseñanza.
- Redistribución de áreas internas de las escuelas para habilitarlas como aulas.
- Agrupamiento de hasta 40 o 45 estudiantes por aula, lo que contraviene las recomendaciones pedagógicas internacionales y produce hacinamiento.
- Utilización de aulas móviles, tienen importantes deficiencias y son cuestionadas por los docentes.
Estas soluciones temporales agravan la brecha de calidad entre los centros urbanos y rurales, entre las escuelas públicas y privadas, y entre los estudiantes más favorecidos y los más vulnerables.
Debemos incluir el dato de que el presupuesto del MINERD para 2025 asigna RD$ 10,413 millones al renglón «Obras» (numeral 2.7), pero al mes de agosto apenas se han ejecutado RD$ 1,119 millones, lo que representa un 10.75% del monto disponible.
Es decir, el dinero está, pero la ejecución es mínima. Esto revela una gestión ineficiente que frena soluciones reales, dejando a miles de niños y niñas sin el espacio digno que merecen para aprender.
INABIE y una cadena de errores
El Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE), responsable de suplir alimentos, uniformes, mochilas y útiles escolares, ha vuelto a ser protagonista de escándalos por falta de planificación y ejecución deficiente de procesos de compra.
El jueves 21 de agosto la Dirección General de Contrataciones Publicas (DGCP) informó que anuló varias adjudicaciones realizadas por INABIE en dos procesos de licitación de kit escolares, tras detectar múltiples irregularidades en las evaluaciones y adjudicaciones.
- En la licitación INABIE-CCC-LPN-2024-0010 (mochilas y kits escolares), se anularon 18 adjudicaciones y se ordenó reevaluar otras 25.
- En la licitación INABIE-CCC-LPN-2024-0008 (uniformes), se anularon 21 contratos y se dispuso la revisión de 64 propuestas.
Entre los hallazgos: evaluaciones sin evidencia documental, personal no autorizado firmando actas técnicas y criterios de selección incoherentes.
Obviamente estas anulaciones y falta de planificación retrasaran el calendario de entrega de poloshirts, pantalones, mochilas y kits escolares en general. Cuando la entrega de estos materiales anteriormente se ha realizado durante las vacaciones y primera semana de clases, en esta ocasión en las semanas iniciales tenemos pendiente el 40% de los estudiantes por recibir su utilería.
Libros de texto: un derecho que llega tarde
Otro de los grandes dolores de cabeza del inicio del año escolar 2025–2026 ha sido el retraso en la entrega de libros de texto. A pesar de que se trata de un insumo esencial para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Cuando analizamos el proceso de licitación MINERD-CCC-LPN-2025-0033 cuyo objetivo es “Contratación de los Servicios de Impresión, Libros de Textos para los Niveles Primario, (1er al 6to grado), Secundario (1er al 6to grado) y Textos para Jóvenes y Adultos Primaria y Secundaria, Año Escolar 2025-2026«, podremos ver que en las fechas del proceso quienes resulten adjudicados firmaran el contrato 16 de septiembre del 2025, luego de esa fecha empezará el proceso de impresión y si somos optimistas a inicios de noviembres nuestros niños y niñas estarán recibiendo sus libros de texto, estamos hablando de que durante el 20% de tiempo del año escolar los estudiantes no tendrán sus libros de textos, esto plantea muchas interrogantes y demuestra grandes falencias.
El peor de todos
Lo ocurrido este año refleja que a pesar de contar con un presupuesto que supera el 4% del PIB desde 2013, aún persisten debilidades graves que afectan directamente la calidad educativa y por lo tanto comprometen el futuro de la República Dominicana.
El año escolar 2025–2026 ha iniciado con una narrativa oficial optimista, pero una realidad sobre el terreno marcada por carencias logísticas, falta de coordinación institucional y promesas incumplidas. El sistema educativo dominicano necesita menos propaganda y más gestión eficiente.
Es momento de actuar con planificación seria, visión de futuro y compromiso con la equidad. Porque detrás de cada mochila retrasada, cada aula faltante y cada libro que no llega, hay un niño o niña dominicana perdiendo oportunidades que nunca se recuperan.
Acabamos de iniciar el peor de los recientes años escolares, sin aulas, sin útiles y sin libros; como dominicanos esperamos que el año escolar no termine como inició.





